¿NOS HACEMOS RESPONSABLES DE NUESTRA FELICIDAD?

(En colaboración con el progama “El punt de l’Interrogant” de RADIO ARENYS.CAT )

La felicidad carece de fórmulas ni recetas fáciles. Es un aspecto personal y profundo que exige, que cada uno dedique un esfuerzo a cultivarse a sí mismo/a. De hecho, el mayor obstáculo para ser felices es la imagen mental que tenemos de la misma felicidad y de nosotros.

En función de la relación que tenemos con nuestra mente, tenemos unas redes neuronales que nos llevan a vivir desde el miedo o la confianza, desde el sufrimiento o desde la paz y la felicidad.

El dolor es distinto al sufrimiento. El dolor es un mecanismo innato que nos ayuda en los momentos críticos. En cambio el sufrimiento, lo generamos nosotros porque es fruto de nuestros pensamientos. Cuando hay sufrimiento es que estamos enganchados a los pensamientos y nos falta aceptación, nos falta dejar ir y nos falta confianza en la vida. Sufrimiento y felicidad son incompatibles.

Tengamos en cuenta que lo que pensamos no son hechos sino perspectivas de la realidad. La realidad que nuestro cerebro nos muestra está influida por la base genética, las experiencias pasadas y las predicciones futuras. Así pues, frente a la realidad, nuestra mente nos hace propuestas y genera pensamientos sobre la situación que vivimos de acuerdo con la experiencia vivida.

¿Qué pensamientos alimentamos? La respuesta nos explicará cómo nos sentimos habitualmente y la importancia de reeducar y poner límites a la mente porque nuestra felicidad va ligada al nivel de higiene mental. Dependiendo de la relación que mantenemos con la mente, podemos quedar atrapados en el sufrimiento o liberarnos.

¿Qué hacer con nuestros pensamientos? Si queremos vivir felizmente necesitamos tomar conciencia de lo que somos y nos ayudará el hecho de valorar cómo los pensamientos nos hacen sentir. De esta forma, sabremos si necesitamos desidentificarnos de la mente y trabajar para mantener una actitud de aceptación, agradecimiento y confianza en la Vida.

¿En qué medida estás identificado/a con tus pensamientos? ¿Cómo te hacen sentir tus pensamientos? ¿Qué recursos tienes para cambiar la dinámica de los pensamientos? En definitiva, ¿te haces responsable de tu felicidad? El punto del interrogante está servido.

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