LA IMPORTANCIA DE ACEPTAR

Aceptar la realidad que nos toca vivir no implica que nos guste, ni que estemos de acuerdo con lo que vivimos.

Aceptamos lo que nos ocurre, sencillamente porque está en nuestra vida, ya es una realidad.

Cuando aceptamos dejamos de luchar, de hacer resistencia y nos podemos centrar en mirar cómo podemos gestionar lo que nos está pasando y nos hace dolor.

Cuando aceptamos, el dolor se mantiene pero sí eliminamos el sufrimiento. El dolor es un mecanismo que sirve al cuerpo para manejar en momentos de crisis. El sufrimiento es fruto de la actividad mental, de nuestras creencias.

Desde la aceptación conectamos con lo que somos, con nuestra esencia. Podemos sentir las emociones, que a pesar de ser dolorosas, se ponen en marcha como mecanismo de protección y toma de conciencia de que algo de nosotros necesitamos cambiar.

Vivir la vida, aceptando lo que nos ocurre en cada momento nos lleva a estar muy presentes en el ahora. Y sólo en el presente y en el ahora podemos modificar y gestionar la realidad y las emociones.

Si aceptamos aprendemos también, de rebote, a confiar en la vida. Podemos confiar en que lo que nos está pasando y no nos gusta, a pesar de no entender por qué nos ocurre, tiene un sentido en nuestra trayectoria vital. Nos hace conectar con otra dimensión mayor de lo que somos. Es entender que nuestra existencia va ligada a la de los demás y que lo que realmente da sentido a la vida es ser, sencillamente ser y saber estar en lo que nos toca vivir cada instante.

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