¿PODEMOS APRENDER DE LOS SUEÑOS?

Se ha escrito mucho sobre lo que soñamos mientras dormimos, (a veces bajo una óptica esotérica, a veces desde la racionalidad) y al final nos olvidamos que los sueños sean pesadillas o no, nos están dando una información sobre nosotros mismos. Por tanto, SÏ, podemos aprender de los sueños.

Durante la noche nuestro cuerpo va pasando por diferentes fases que lo ayudan a reabsorber las vivencias del día y lo preparan para estar en forma para la siguiente mañana. Aunque no nos acordemos de lo que hemos soñado, seguro que lo hemos hecho.

Las personas que recordamos los sueños con cierta facilidad, nos sorprende y a veces nos inquieta lo que hemos soñado. En determinados ambientes es un poco tabú o no tiene sentido darle vueltas a lo que recordamos.

Sabemos que tenemos consciente o inconscientemente unas máscaras o personajes rechazados que aprovechan los sueños para expresarse. Así que es una forma de dar voz a aquello que no queremos reconocer que es nuestro.

Hace unos años, tuve unos clientes que su hija preadolescente, un ejemplo de persona amable, servicial y agradable con los demás, tal y como en casa se lo habían enseñado, tuvo un susto en la calle con un hombre que se le acercó y quiso pegarla. Los padres vinieron a mí para pedir ayuda ya que empezó a tener pesadillas por la noche y miedo a encontrarse otra vez con una situación parecida en la calle. Al hablar con la chica lo primero que expresó es que ella aborrecía los enfrentamientos, es decir se identificaba tanto con la voz complaciente que era incapaz de pensar en reaccionar a una agresión. Por la noche soñaba con leones y dragones en un espacio muy oscuro que la perseguían y por más que corría se acababa despertando temblando cuando estaban a punto de cogerla.

El comentario de los padres cuando se despertaba por la noche era decirle: “sólo son sueños y pasan en nuestra mente y cuando pasen los días y olvides el susto en la calle, volverás a dormir bien”. Pero lógicamente habían pasado unos meses y no había pasado ni el miedo ni las pesadillas.

Empezamos a mirar cómo eran los personajes de sus sueños, lo que querían transmitirle, qué aportaría a su vida ser un “león o un dragón”. Las pesadillas cesaron y ella se sintió más libre y sintió que estaba creciendo como persona, a medida que en casa, cuando se despertaba por un sueño, lo podía explicar sin juicio, y en su vida puso en práctica poner límites en situaciones que vivía como conflictos.

Así pues, el primer paso es intentar recordar los sueños. Hay que tener en cuenta que cada personaje que aparece es en realidad una parte nuestra. Por ello, si queremos entender el mensaje de nuestros sueños, debemos preguntarnos:

– qué representa en nuestra vida cada personaje,

– qué nos quiere transmitir.

Y sobretodo tomar consciencia de que parte de nosotros estamos rechazando.

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