Nos relacionamos con los demás moviéndonos entre el poder y la vulnerabilidad y funcionamos con el «piloto automático». La transformación es posible cuando primero desarrollamos la Guía interior y segundo practicamos con Conciencia nuestro diálogo interior. Dejemos de relacionarnos y de actuar por inercia. Aprendemos a tener en cuenta la vulnerabilidad y gestionamos los conflictos desde nuestra esencia. Nos hacemos poderosos e interactuamos con empoderadamiento. Sólo desde la Conciencia podemos enfrentarnos a nuestras partes inconscientes, miedos, sombras y juicios. No se trata de cambiar nuestros puntos de vista, sentimientos, creencias o identidad, estructuras religiosas, culturales o morales, simplemente se trata de reconocerlas como patrones con los que nos hemos identificado. Es tan sencillo como practicar el diálogo interior.