– Aceptación.
– Nos comunicamos desde la paz interior.
– Evitamos el juicio.
– Es posible el perdón.
– Vivimos desde el principio: «todo está bien, nada es incorrecto».
– Percibimos fácilmente cuando se despiertan las resistencias y miedos.
– Tomamos conciencia de lo que rechazamos en nosotros/as mismas.
– Aceptamos nuestras luces y sombras.
– Reconocemos nuestra Vulnerabilidad.
– Nos relacionamos con una nueva perspectiva.
– Vivimos con bienestar.
Sólo si ponemos luz en el interior de nosotros y desarrollamos nuestra Guía Interior, nos permitiremos ser tal como somos de forma consciente y serena.
Comparando la figura 1 y la 2 observamos el cambio que se llega a producir en nosotros interiormente. Como vemos en la figura 1, el ojo de la Conciencia está siempre presente pero lo olvidemos cuando nuestros «personajes» más habituales guían nuestra vida. Nuestra Guía interior no está preparada para tomar las riendas, decidir y relacionarse con equilibrio. Una parte domina la otra.
En la figura 2 observamos como la Conciencia está despierta para que la Guía Interior ha desarrollado. Hay un equilibrio entre las partes. Nuestra Vulnerabilidad está integrada.
Con un diálogo interior uno puede ir tan «profundo» como quiera, tan «alto» como pueda, tan «bajo y tan» lejos «como atreva. Se trata de conocernos en todas las dimensiones y poder elegir conscientemente como queremos interrelacionar en nuestra vida. El objetivo es la toma conciencia de cómo miras la vida y sobre todo de cómo puedes afrontar lo que te limita y atrapa.
Sin miedo a mirar en nuestro interior: reconocemos nuestras sombras y aprendemos qué nos aportan a nuestras vidas.
