Hablé con Clara, una amiga que había sufrido un cáncer y en una revisión volvieron a encontrar células que se reproducían en otra parte del cuerpo y tuvo que recomenzar el proceso y pasar por el quirófano y por varias sesiones de quimioterapia . Aunque ya hace años que le sucedió, cada vez que le toca una revisión pasa quince días sufriendo.
Cuando el personaje que llamamos la Niña herida se apodera de ella, se siente triste y dominada hasta el punto de perder totalmente los nervios y sentir que no controla sus emociones y necesita el anclaje de su marido.
Fue interesante tomar conciencia, primero de su propio diálogo:
Ella se decía:
-Clara, esta vez saldrá todo bien, ¿verdad?
– no estoy segura, espero que llegue mi marido para hablarlo. Con su marido, Carlos, mantenía la misma conversación.
Él le decía:
-No te preocupes, yo estaré contigo y verás como las analíticas salen bien.
El efecto, duraba un rato y lógicamente el mensaje del personaje de la Niña herida volvía a aparecer y con más intensidad.
Al hablar con Clara, y conectar con la Niña herida, aunque ocupaba mucho espacio, pudo desarrollar su Guía Interior y darse cuenta de que había perdido su iniciativa y conciencia para aceptar las circunstancias.
Recuperar este espacio, de conciencia ya fue un alivio. También le impactó darse cuenta de cómo estaba dando poder a su marido, Carlos, esperando que él le diera tranquilidad, cuando ella misma, como mujer adulta y capitana de su Equipo Interior podía dar respuesta a la reclamación de su niña Herida.
Sin darse cuenta Clara rechazaba los gritos de su Niña herida, la hacía callar y sobre todo no la tenía en cuenta. Al oír que ella tomaba las riendas de su Equipo y podía acoger y aceptar que en los días antes de la revisión se disparara la desazón, ya hubo un cambio en la manera de enfocar la visita médica.
Además, su marido puede dejar de hacerle de «padre» cuidándola como una niña, y puede actuar como marido de una mujer adulta que se enfrenta a un reto y desde esta posición refuerza su autoestima y seguridad personal.
Escucha lo que te dices! Es el primer paso para gestionar tus emociones.
