¿Quién de nosotros no ha oído decir o ha pensado: ya me gustaría que Navidad hubiera pasado? Las circunstancias vitales de cada uno hacen que tengamos una mirada distinta sobre todas las fiestas que se aproximan.
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¿Y qué ocurre si no sabes con quién celebrar los días más señalados? ¿O acaso estás en el grupo de personas que tienen planes poco sugerentes o con personas que no se llevan bien?
Detrás de estas situaciones, donde nos conviene poner el foco, es en lo que sentimos y en lo que nos cuesta aceptar. Y no se trata de cerrar el tema con un: «me siento mal y eso no me gusta». Así, sólo nos generamos más sufrimiento.
Si lo observas bien, te darás cuenta de que en el fondo hay sentimiento de soledad, de desarraigo y de incomprensión. El sentimiento de soledad (sea generado por la ausencia de personas queridas, por falta de vida social y relaciones de calidad o porque estoy con gente que me incomoda), la soledad pesa y nos genera frustración y tristeza.
La publicidad engañosa y la apariencia social tampoco nos ayudan a centrarnos en tener una actitud amorosa y de paz con nosotros. Porque esa es la clave. En la medida en que sólo nos proyectamos hacia el exterior, nos olvidamos de nosotros y nos desconectamos. Tanto como te permitas sentir y detectar la emoción que más te domina, tanto como observes tu diálogo interior y detectes los mensajes que te dices, podrás decidir con qué actitud vives la Navidad.
Y, ¿cómo se originan los pensamientos que nos hacen sufrir?
A menudo, estos días nuestra vida no es muy diferente a otras épocas del año. Lo que cambia es que nos comparamos en relación al ideal extendido socialmente por las redes o de lo que recordamos vivíamos en un pasado más o menos lejano (durante nuestra infancia, cuando las cosas nos iban mejor o cuando teníamos salud…). La comparación siempre genera frustración porque la mente acaba encontrando aspectos en los que las demás personas están o son mejores.
También puede que echemos de menos a una persona amada o estemos en proceso de una separación. Necesitamos pasar por todas las fases del duelo. Lo que sí podemos hacer diferente es poner conciencia en el proceso personal que estamos realizando y darnos cuenta si, además del dolor por la ausencia, estamos añadiendo sufrimiento.
¿Qué nos puede ayudar a gestionar la Navidad de forma más amorosa hacia nosotros? Te propongo 8 tips:
- Conecta contigo: escucha tu propio diálogo interior, define cómo te sientes y practica algún tipo de meditación guiada o en silencio, si tienes práctica. Toma conciencia de la diferencia que hay entre cómo querrías sentirte y cómo te sientes.
- Pon toda la conciencia al vivir el momento presente. Aquí y ahora, con las circunstancias que tienes, ¿cómo estás contigo? ¿Qué depende de ti en ese momento? ¿Cómo quieres vivir ese momento único que vives?
- Un antídoto que no falla es practicar el agradecimiento. Sin complicaciones, empieza a agradecer cosas básicas como el sol, la casa en la que vives, la ropa que llevas… y poco a poco verás cómo la lista va aumentando y empezarás a encontrar motivos de profundidad para dar las gracias.
- Garantiza una buena alimentación. Cuando cuidamos nuestra alimentación, todo el cuerpo lo agradece y es más fácil tener una actitud positiva.
- Camina y haz algún tipo de deporte. El ejercicio físico es la forma más natural para potenciar todos los antiestrés naturales que genera el cuerpo, como la dopamina, oxitocina, serotonina…
- Conecta con personas que te conozcan, valora con quien te apetece estar y charlar de temas que te puedan distraer. Evita o mantén toda la distancia que puedas con las personas que te generen malestar.
- Haz actividades que te gusten: regálate espacios activos para romper rutinas y abrirte a experiencias distintas. Evita lo que sabes que te supone un esfuerzo desmedido sin recompensa.
- Valora la posibilidad de participar en actividades comunitarias, haciendo voluntariado y colaborando con organizaciones que realizan eventos especiales.
Lo importante es reconocer la propia situación y tomar pasos concretos para mejorar el bienestar durante las fiestas. Ahora tenemos algunos días por delante para planificar y podemos evitar situaciones que nos sean demasiado complejas de soportar. Empieza a practicar desde hoy la actitud contigo con la que quieres vivir las fiestas.
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