TENGO HORA PARA HACER UNA RESONANCIA. PASSOS PARA VIVIR CON ÉXITO SITUACIONES QUE QUEREMOS EVITAR

La resonancia tiene fama de ser una prueba desagradable: no puedes moverte, hay mucho ruido intenso y es innegable la sensación de estar cerrada.

Tuve que ir a hacerme una resonancia hace unos días. Cuando estuve instalada en la máquina noté como mi corazón se aceleraba y como el miedo me inunda.

1. Expresar lo que necesitamos:

El simple hecho de expresar al enfermero que me estaba acompañando y que él me facilitara el timbre de aviso, frenó la sensación de abandono.

2. Conciencia corporal y conciencia del propio diálogo interior:

Y comenzó el ruido, que a pesar de los cascos es inevitablemente fuerte. El ruido me conectó conmigo misma: así que primero me pregunté: ¿qué me estoy diciendo?:

– el ruido es desagradable

-¿Y si se estropea la máquina y nadie puede rescatarme?

– ¡esto parece un féretro!

Después seguí indagando: Y de qué parte de mí venden estos comentarios?

E inmediatamente tomé conciencia de que mientras escuchaba mi diálogo interior, la situación en sí ya no tenía relevancia. Lo que realmente me hacía sufrir era mi propio diálogo interior, «as usual».

3. Nuestro diálogo interior busca protegernos y que nos sentimos queridos/as.

Tomar conciencia de todos los personajes que se expresan, también de los que lo hacen con menos fuerza.

Mi extremista y la controladora sé que entran en pánico en estas situaciones, ya que en su propia coherencia sabe que no puedo hacer nada para protegerme. Así que respiré profundamente, y observé que también había un personaje que reclamaba: «si te centras a respirar será más fácil.»

4. Tomar las riendas del diálogo interior y decidir cómo quiero vivir la experiencia:

Propuse a mi parte controladora que se protegiera en mi lado derecho y que se sintiera abrazada y aceptada por mí y decidí centrarme en la respiración.

Automáticamente el ruido cambió, subiendo el volumen y la intensidad.

Yo estaba en otra perspectiva y me di cuenta de que mi cuerpo se había relajado y mi mente también hasta el punto de que el ruido era un aliado para percibir el silencio interior.

Estos pasos son partes de un ejercicio que requiere práctica, al igual que el gimnasio requiere musculación y entrenamiento. Cuanto más practicamos nuestra escucha interior, más podemos tomar las riendas y decidir cómo vivir cada momento.

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